Tomas bastante espectaculares que podríamos decir combinan las modas de los selfies con la elegancia de los drones. Vale, hacen ruido: pero al menos no necesitan palo. Y además tienen el bonus de ser probablemente ilegales.
¡Avisen a la RAE y la Fundéu que llegan nuevas selfiepalabrejas para traducir!
Las buenas, buenas de estas suelen estar hechas con un Phantom II de DJI, capaz de llegar a impresionantes alturas por un precio módico.
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